lunes, 14 de diciembre de 2015

Recuérdame.


Hacía ya demasiados días que no dormía entre las sombras porque el brillo de unos ojos no permitían que oscureciera.
Parecía llover en cada beso de despedida, pero siempre con un arco iris desperezándose sonriente entre las sombras de aquellas amapolas que me dejaron llenas de polvo.

Tú siempre prometes volver
y lo cumples.

Felicidades. 

Te he esperado media vida y no necesito más envoltorios que me corten las yemas de los dedos al intentar romperlos para ver qué esconden. Te quiero por completo
y a mí misma a medias.

Rómpelas
con arañazos de noche y caricias cada día
de nuestra vida.


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