jueves, 29 de octubre de 2015

- Four dimensions -


Hoy había decidido empezar de menos cero para no tener ni una sola pequeña oportunidad de reencontrarme contigo, y de nuevo he fallado.

Hubo un tiempo no muy lejano en el que creí en la magia cuando me presentaste a tus besos. Los llamé “Abracadabra” por el encantamiento que en mí creaban y dejé de creérmela cuando al llamarte en una de mis peores noches:
desapareciste.

Desde que te empecé a olvidar nunca más la había nombrado.

Y hoy, ha sido uno de mis peores días, cuando me han descosido el hombro derecho y he dejado de apoyarme en alguien; ni siquiera en mí. Pero mi mente te ha pronunciado y has aparecido, sin permiso, sin previo aviso
para sujetarme.
Me has reconstruido todos los lugares que un día destrocé para olvidar de dónde vengo, y todo ha dejado de arder. Me mirabas como si cualquiera fuera inexistente excepto yo, y en un chasquido has detenido todos los putos relojes encendiendo nuestro tiempo en una cafetería que ya no vende café. Que se rinde a tus pies para así olerte a ti cada mañana y no a él recién hecho. Para hacértelo
largo y lento.

Juraban lluvia todas las bocas que se creen profetas del cielo
y se han ido todos a la mierda junto a las nubes cuando me has sonreído por verme de nuevo.

No quiero noches de invierno si no tengo el calor de tus mejillas
No quiero mil almas si la mía se parte por ti
No quiero todos los vestidos de este mundo; sino que me desnudes los días que me quedan
No quiero todas las promesas cumplidas de cualquier boca sincera
porque me estaré engañando a mí misma sin ti

Porque los niños no habían nacido cuando yo corría a tu lado. Ahora son ellos los que corren y gritan mientras que yo he muerto.

Quiero todo eso que hace la música que sienta cuando la escucho. Pero contigo.

Que seas tú, en mis siete vidas.”


sábado, 24 de octubre de 2015

Espejo 342.


Hoy es un día de ésos que tanto te amé, ahogada por una cifra como tantas otras que a día de hoy odio
la tuya incluida.


Te permito este espacio, este hueco, este momento, para reforzar que te he olvidado: pero aún lo recuerdo.
Lo recuerdo porque crezco en cada segundo que me separa de todo el tiempo que perdí contigo y no tengo miedo a morir. Contigo estaba muerta y aún respiraba.

¿Conoces esa sensación? Tengo tus huellas dactilares marcadas en mi garganta
y ni una sola caricia plasmada.

Pedí un deseo a todas las velas que encendí por ti: 730 días no son suficientes para quererme.
729 noches no son necesarias para soñarte como yo lo hacía. Pero siempre pedías más, dando menos.
3.675 lágrimas son demasiadas para lo poco que te mereces. Y aún así te dí hasta mis ojos.

Tengo las pupilas dilatadas (y el corazón también de tanto forzarlo). Decidió abandonarme cuando le dí la décimo cuarta patada por creerte antes a ti.
He conocido serpientes más santas que tú, y aunque tampoco era muy difícil y yo lo sabía, siempre me empeñaba en creerlas menos. Como si tú fueras diferente. Como si tú no me tragaras entera y sin masticar. Y de pronto me vi engullida por una boca que ya no era mía de tantas veces que te la comieron a mis espaldas.

Estaba entre tu espada y mi pared,
ésa en la que tanto me estampé y mientras tú
me apuñalabas.

No tengo sonrisa que enseñar desde que me arrancaste los dientes uno a uno. Después jurabas haberme puesto morfina y moribunda te creí.
Aún escuece.

La mejor banda sonora que he escuchado en mi vida son mis huesos reconstruyéndose sin ti.
El mejor gol que he marcado es el que conseguí dándote una patada. Has llegado lejos, por fin ni te veo.

Negocié mi rescate a cambio de una vida sin ti
y me pareció justo.

Aún así dejé muchas cosas claras antes de irme:
No puedes pretender tirar la piedra y cortarte la mano para engañarme.
Los rastros de sangre siempre te delatan.


Y que no he conocido a una persona más oscura que tú.


jueves, 22 de octubre de 2015

Menordomo.


Cuando alguien está entre la vida o la muerte siempre anhela lo que no ha podido hacer hasta entonces.
No es mi caso, pero yo habría elegido cruz. Me gusta cargar con ella y la cara me la han partido demasiadas veces como para hacerle esa putada una vez más.

Los pequeños momentos no se miden con billetes de dinero, se miden con la distancia que hay entre tú y yo
y cada vez es más.

Aún así me siento completa con lo que tengo y sin lo que me falta. Afortunada por lo recibido, incluidas las hostias que no supe esquivar. Desde entonces luzco las cicatrices de ellas con mucho glamour y poca ropa.

Ahora ya inmóvil me ayudabas a ponérmela; tú, que tantas noches me desnudaste.
Contradicción es mi apellido y por eso digo que te odio y a la vez que no sé vivir sin ti. Descífralo.

Me quedan demasiadas noches en vela y pocos barcos con luz en mis vistas al mar. Estoy perdida, y aún así:
me basta sólo
con
no
encontrarte.

Sigo respirando bajo aquella gota que colmó el vaso.

sábado, 17 de octubre de 2015

SOLLOZOS DE AYER-HOY


Cuando grito nadie me escucha. Mi infierno me deja helada y se bautiza llamándose: TÚ.
Me duelen las costillas de tanto respirarte; los pulmones hace mucho tiempo que no los tengo, desde la vez que me dejaste sin aliento al robarme el beso más parecido que dio un tal Judas, al que criticaste.

Te odio como nunca he querido a nadie, y eso es todo lo que a día de hoy puedo decirte. Pero qué bonitas todas las flores que un día te regalé y a los cinco minutos
chafaste.

Viendo cómo me destrozabas, decidí arrancarme los ojos para mantener la poca fe que me quedaba.

Hace frío y están lloviendo a cántaros todos los sueños que creaste en mí aquel año nuevo
vida más mierda.


Cada letra que escribo en los diferentes números del calendario, me descosen las suturas que me hice para dejar de sangrarte las noches en la que esperaba que vinieras a curarme. Ahora lamo mis heridas.
Te quise como nunca había odiado a nadie; y te pensaba como el que mira las fotos del pasado intentando dejar de olvidar, porque recordar le es más fácil. Prefería acabar roto antes que romperlas y asumir un puto 'adiós'.

Pero mira, mira: qué bonita mi sonrisa, y cómo brilla al escuchar las palabras en pasado
imperfecto.


Las últimas suyas fueron:
Un placer coincidir en esta vida mediocre.

Besos: Judas Iscariote.”


Nunca hubo historia

sólo todo cuento.


jueves, 15 de octubre de 2015

Supervivencia 1.115.


Tengo todo eso que nadie quiere escondido en una botella de cristal y cualquiera que la ve sin saber qué guarda dentro, me la quiere robar.

No sabía que te tenía
hasta que me perdí.

El circo no deja de actuar y yo sólo tengo un par de animales que pretendo soltar, porque no los quiero; no son de verdad. Alguien encerrado en una jaula es imposible que pueda permitirse brotar.

El miedo que me acaricia por la espalda cuando no te encuentro es el mismo que me golpea para seguir adelante
cuando
no
te
encuentro
pero te recuerdo.

Me he enamorado de él como quien se enamora de la niña de ojos grises que te coge de la mano sin temor; mientras que tú misma sabes que cualquier monstruo te llamaría 'madre'.
No sé si tomármelo como putada u oportunidad, pero ninguna de las dos cosas será desaprovechada. Pienso ganar.

Estoy sola con mis pensamientos y no sé cómo he podido permitirme perder tantísimo tiempo con tu mierda de compañía. Éstos también me hacen daño, pero por lo menos me dicen la verdad.

Quisiera someterme a un electrocardiograma (como el de hoy) para así mostrarle al mundo cómo queda el pecho cuando ya no tienes nada más que dar. Denunciar tu amor traicionero para que el resto de infelices que se llamen feliz a tu lado, puedan al menos escoger entre el puñal o la herida.
Y es que prefiero mil cicatrices que no lleven tu nombre a tener que ser yo misma la que tenga que autodestruirse como en una ruleta rusa
pero sin oportunidad de fallar.


lunes, 12 de octubre de 2015

BILLETES NO DESEADOS.



Si el mundo fuera sometido a 3 minutos de sinceridad absoluta
se iría a la mierda.

Bendita ignorancia que acunas todas las noches protegiéndome de los cuchillos que me lanzan la verdad.
Siempre he vivido empeñada en encontrar a una persona que sea mi escudo
y más que salirme rana, me salió chaleco atrae-balas.


¿Qué se hace cuando no tienes nada que hacer, o más bien, no se puede hacer nada?
Nunca debería haberte abierto las compuertas de mi coraza.
Eres como las termitas que no se ven hasta que no has devorado todo lo que tengo dentro
y para entonces: ya no hay nada que hacer.


Podría haber huido desde el principio y no tuve valor
ni chocolate.
Podría haber abierto los oídos para escuchar todos mis grillos
de la mala suerte.
Podría por dentro, y no habían más opciones: intoxicación o tirarte a la basura
con el corazón en mano de obra.


Y una etiqueta de caducidad ya pasada.


viernes, 9 de octubre de 2015

Flores preciosas para un funeral.


Tengo tantos sentimientos como puñales
y para el caso (que me haces)
me acaban sirviendo para lo mismo.
También muy poquitas flores para lo mucho que he muerto
por cada uno de sus ojos, ahora ciegos y podridos de poder.


Suponía que esta ruleta de la suerte no iba a tener balas que disparar
porque con tanta vida que me prometías era imposible creer morir.

(No te fíes de quien te promete la vida, porque desde el principio te engaña haciéndote olvidar que tarde o temprano: morirás.)

Soy el momento más bonito de la tuya y he pasado sin saludar.
Te lo mereces. Te mereces no merecerme.
Porque al igual que yo, tantas otras, tantos otros: no saben con quién se están metiendo. Eres una droga demasiado selecta con tan poquita piedad que ni se te ve venir.
Y mucho menos irte.


Después de todo esto, tanto era el dolor que dije:

"Y mañana será otro día" — pero esa noche, murió. 


martes, 6 de octubre de 2015

Diagnóstico 22.414


Necesitaba volar sin creer en las alas
ni en las hadas que te salvan cuando caes y descubres que no puedes hacerlo, pero ya has saltado.

Siempre es tarde para alguien que ya ha perdido todo y no tenía a nadie que le consolara.
Quiero decir que no sé qué decirte cuando te miro a los ojos
sólo veo un precipicio con vistas al mar
y yo sólo deseo nadar contigo
siempre fuiste mi mejor salvavidas.

Me propuse construir una caja en la que guardar todos mis miedos
y me salió forma de ataúd.
Desde entonces tengo un macro-bar precioso y ahogo mi alcohol en las penas.

Podría haber salido todo bien.
Podrías haberme dicho que todo iba a salir bien;
en cambio recuerdo qué fue lo último que me dijiste:
'Está un pelín muerta' – mientras me agarrabas de la mano.
(Con lo que ella ha sido) – acabé pensando yo.
Con lo que hemos sido a su lado y ahora no tiene sitio en la cama.
Esta mano no me abraza cuando todo aprieta, pero sí que es la única que me ahoga.


Y el problema no es que se haya caído el vaso y quede vacío.
El problema son todos los cristales que deja a tu alrededor
y

descalza.


No sé si me entiendes.


Desentenderte hace ya mucho que lo hiciste.


viernes, 2 de octubre de 2015

Valiente 93.



Tengo propósitos de principio de año acumulados en cada rincón de mi cuerpo. Dietas de amores empezadas y acabadas segundos después, ganas de dejar de fumar desde antes de empezar a hacerlo
Porque sí. Porque yo soy así.

Sólo quiero querer quererme. Que me quieran por quererme y dejarme que lo hagan, pero sin miedo.
Porque soy una mesa envuelta con un mantel de pánicos que no se van con ningún tipo de detergente. Todos los existentes ya los probé. 
Tienen nombre y apellidos.


Acumulo pesadillas en mi caja torácica para que me impidan soñar contigo. Y vivo a base de pastillas que supuestamente curan, pero yo sigo herida por todos lados.

Soy un desastre que de tantos suspiros escondidos algún día provocaré huracanes y ningún muro de éstos que he creado sobrevivirán.
Ojalá pase pronto. Y ni se moleste en saludar.


Necesito tenerte a la altura de mis ojos para volver a creer en las historias que me contaban de niña.
Que me dejes entrar a vaciar toda esa mierda que nos pesa y reformarnos de dentro hacia fuera
de mi vida.

No me perdones puta, yo nunca quise hacerte triste; sólo buscaba entristecerte la muerte” – decía, bautizando esta frase como la historia de lo contrario a lo negro, porque así siempre habría luz.

Desde entonces vengo pisando fuerte sin necesidad de hundir(te en) el suelo.
Que yo sólo quiero querer quererme. Y que me quieran por quererme y dejarme que lo hagan, pero sin miedo. Porque sí. Porque yo soy así; y a la mierda ya con lo de tener miedo:
Que me tema él a mí.



jueves, 1 de octubre de 2015

Principio del fin.



Tengo un marco de fotos vacío y nadie a quien llevarme a la boca.
Joder, qué loca – estarán pensando – mientras yo me sueno el ojo izquierdo de tanto reír.

Es Jueves y el sol ha decidido venir a visitarme. 
Traía un ramo de flores y ni se ha atrevido a llamar a mi puerta por si le rechazaba: directamente ha entrado.


Promete escribirme de Lunes a Domingo sin prisa pero sin pausa. Y dice que valgo mucho más que cualquier material nuevo por fuera y extraviado de aquí a unos años por dentro
como yo actualmente.


Pero confía en todo esto que estoy viviendo, me grita que tengo demasiados miedos para lo poco que me miro al espejo. Que si lo hiciera más a menudo nadie tendría que bajarme la luna, porque ella misma se pondría a mis pies.

Tengo esa clase de lenguaje que nadie entiende, pero que todos se empeñan en traducir
(para después deshacerme y dejarme muda.)



Nadie dijo que fuera a ser fácil. Ni difícil.
Ni bien. Ni mal.
Nadie dijo nada, porque nunca nadie supo nada
de ti conmigo, de mí sin ti.


Pero también diré que ni el cielo es tan azul, ni todo es tan negro desde que te fuiste; y que se podría decir que desde que he decidido sonreír, todos los días parecen Viernes de cualquier semana agotadora.
Y que nos quejamos mucho de estar heridos de amor.

Joder, con lo bonito que es estar herido de eso, y no de la puta guerra.