viernes, 9 de octubre de 2015

Flores preciosas para un funeral.


Tengo tantos sentimientos como puñales
y para el caso (que me haces)
me acaban sirviendo para lo mismo.
También muy poquitas flores para lo mucho que he muerto
por cada uno de sus ojos, ahora ciegos y podridos de poder.


Suponía que esta ruleta de la suerte no iba a tener balas que disparar
porque con tanta vida que me prometías era imposible creer morir.

(No te fíes de quien te promete la vida, porque desde el principio te engaña haciéndote olvidar que tarde o temprano: morirás.)

Soy el momento más bonito de la tuya y he pasado sin saludar.
Te lo mereces. Te mereces no merecerme.
Porque al igual que yo, tantas otras, tantos otros: no saben con quién se están metiendo. Eres una droga demasiado selecta con tan poquita piedad que ni se te ve venir.
Y mucho menos irte.


Después de todo esto, tanto era el dolor que dije:

"Y mañana será otro día" — pero esa noche, murió. 


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