Tengo
propósitos de principio de año acumulados en cada rincón de mi
cuerpo. Dietas de amores empezadas y acabadas segundos después,
ganas de dejar de fumar desde antes de empezar a hacerlo
Porque
sí. Porque yo soy así.
Sólo
quiero querer quererme. Que me quieran por quererme y dejarme
que lo hagan, pero sin miedo.
Porque
soy una mesa envuelta con un mantel de pánicos que no se van con
ningún tipo de detergente. Todos los existentes ya los probé.
Tienen nombre y apellidos.
Acumulo
pesadillas en mi caja torácica para que me impidan soñar contigo. Y
vivo a base de pastillas que supuestamente curan, pero yo sigo herida
por todos lados.
Soy
un desastre que de tantos suspiros escondidos algún día provocaré
huracanes y ningún muro de éstos que he creado sobrevivirán.
Ojalá
pase pronto. Y ni se moleste en saludar.
Necesito
tenerte a la altura de mis ojos para volver a creer en las historias
que me contaban de niña.
Que
me dejes entrar a vaciar toda esa mierda que nos pesa y reformarnos
de dentro hacia fuera
de mi vida.
“No
me perdones puta, yo nunca quise hacerte triste;
sólo buscaba entristecerte la muerte” – decía,
bautizando esta frase como la historia de lo contrario a lo negro,
porque así siempre habría luz.
Desde
entonces vengo pisando fuerte sin necesidad de hundir(te en)
el suelo.
Que
yo sólo quiero querer quererme. Y que me quieran por quererme y
dejarme que lo hagan, pero sin miedo. Porque sí. Porque yo soy así; y a
la mierda ya con lo de tener miedo:
Que me tema él a mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario