Cuando
grito nadie me escucha. Mi infierno me deja helada y se bautiza
llamándose: TÚ.
Me
duelen las costillas de tanto respirarte; los pulmones hace mucho
tiempo que no los tengo, desde la vez que me dejaste sin aliento al
robarme el beso más parecido que dio un tal Judas, al que criticaste.
Te
odio como nunca he querido a nadie, y eso es todo lo que a día de
hoy puedo decirte. Pero qué bonitas todas las flores que un día te
regalé y a los cinco minutos
chafaste.
Viendo
cómo me destrozabas, decidí arrancarme los ojos para mantener la
poca fe que me quedaba.
Hace
frío y están lloviendo a cántaros todos los sueños que creaste en
mí aquel año nuevo
vida
más mierda.
Cada
letra que escribo en los diferentes números del calendario, me
descosen las suturas que me hice para dejar de sangrarte las noches en la que esperaba que vinieras a curarme. Ahora lamo mis heridas.
Te
quise como nunca había odiado a nadie; y te pensaba como el que mira
las fotos del pasado intentando dejar de olvidar, porque recordar le
es más fácil. Prefería acabar roto antes que romperlas y asumir un
puto 'adiós'.
Pero
mira, mira: qué bonita mi sonrisa, y cómo brilla al escuchar las
palabras en pasado
imperfecto.
Las
últimas suyas fueron:
“Un
placer coincidir en esta vida mediocre.
Besos:
Judas Iscariote.”
Nunca
hubo historia
sólo
todo
cuento.
Muy bueno tu blog, corro a seguirte y te dejo el mío:
ResponderEliminarwww.bsmarinagarra.blogspot.com