miércoles, 30 de septiembre de 2015

Con Nombre y Apellidos.



Hoy estoy triste.
Estoy tan triste, que no distingo si es verano o de nuevo invierno ya.
Que te has marchado y las flores se han escondido; han aparecido una vez más los cocodrilos que no me permiten dormir. Se abalanzan sobre mí y me cuesta visualizar de aquí a unos años cuándo podré avanzar.
Y llueve tanto que ni te distingo ya, si es real que apareciste o te esfumaste también con mi otra mitad. Porque hay mañanas que dan ganas de escapar
y yo vivo en una mañana constante.


Creé un monstruo que me cuidaba más que cualquier humano racional. Lo creé y me abrazó hasta que dejé de sollozar, y me enamoré de él como quien se enamora de un manantial (en pleno desierto).

Pero dime de qué cojones sirve, si el tiempo se ha vuelto en mi contra y no consigo volver a atrás. Los minutos pasan y mi monstruo empieza a hambrientar-se. No me queda más que un suspiro y medio corazón con estrías. 

Le dí todo lo demás creyendo que así se iba a tranquilizar, que me iba a abrazar como cuando me lloraban hasta las entrañas. 

Y me equivoqué otra vez, creyendo poder abastecer a quien nada más nacer me gritó que tarde o temprano: me iba a devorar. 

martes, 29 de septiembre de 2015

MARTES 13 DE CUALQUIER SEMANA DIARIA.



Podría decir que desde que ha decidido regresar todos los días son Viernes.
Que siempre tengo la oportunidad de echar a correr lo más lejos que me lleve su coche
o mi sueño
(contigo).


Quisiera que me enseñaran a rezar sólo para pedir que nunca se me escape, que pueda cuidar lo que un día alguien dejó escapar por preferir ser imbécil
porque no creo que exista otra razón que esa: imbécil si le dejas ir.

Y desde entonces sólo deseo que caiga la noche para dormir
pensando que al día siguiente despertaré de nuevo a su lado.
Pero se marcha una vez más.
Se marcha... y ni siquiera está mirando hacia atrás.

Quizá nunca debí ser fiel,
ni regalarle rosas en invierno junto a un café recién hecho.
Quizá sus caderas se habrían perdido por mí si no las hubiera acercado
tantas veces a las mías.

Creo que es Martes 13 de cualquier mes en cualquier año bisiesto
más que visto.

¿Pero tú dónde te escondes? Hace tiempo que no te encuentro.
Cargo el móvil todos los días al máximo y nunca se agota la batería
(por lo poco que me escribes).

Supongo que ya no piensas en mí
que te pasean por mejores prados que mis sábanas.
Y eso sí que es una putada más grande que ver vuestras fotos sonriendo

sin mí, contigo.




lunes, 28 de septiembre de 2015

INVIERNO OTOÑAL.


Siento el frío en las pestañas y mis párpados no dejan de querer estar cerrados
como todos los locales que visitábamos de niños.

Estoy jodida, y el tiempo se empeña en clavarme las agujas del reloj por la espalda,
como si no supiera yo esquivar esas traiciones.

Aprendí por ti.


Están lloviendo corazones y se cuelan en las alcantarillas que algún día visitaré.
Tenías razón, iba a echarte de menos
como quien echa de menos cargar su móvil cuando le queda un 3% de vida y espera la llamada de su amante para oír un "te quiero", sin argumento alguno.
Te echo de menos como el otoño echa de menos el color de sus hojas hijas.

Quiéreme suavemente, que me duelen las entrañas de tanto llorar en despedidas que prometían futuros con perdices.
Tranquilízame esta noche que todos mis monstruos se han vuelto en mi contra y ya no me quedan sacos con los que convencerlos para que se acurruquen de nuevo conmigo.


Te has marchado y el tiempo se ha parado para no dejarme avanzar
dice que no piensa acompañarme más, porque yo le dí la espalda a él queriendo detenerlo sólo por desear estar siempre a tu lado.

Y esto es lo único que soy capaz de decir,
sonrisas rotas que ya no pueden ser arregladas si no es con cualquier implante de mierda
creyéndonos así que volverá a brillar como si pudiera reemplazar la de verdad.


NO ME HAGAS REÍR, QUE LLORO.



Acuérdate de todas las partidas ganadas
justo antes de perder(te).

No quería pensar en los milagros y de repente apareciste,
como quien hace magia de trucos en los que después al volver a la realidad
no existe.

Mi corazón dice que está cansado de latir, ni siquiera él le encuentra sentimiento a todo esto.


He dejado de buscar en mi interior porque las larvas ya empiezan a estar a la vista 
        - y dañan - 
pero siempre con más tacto de lo que lo hacías tú.


Quizás corrimos demasiado para caer en este precipicio llamado calendario
que nos ata y desata de nuevo a su merced cuando le viene en gana.


Aún así, méceme despacio que tengo mucha prisa en crecer. Pero háblame bajito
no quiero asustarme otra vez
de esos golpes escurridizos que me daban los médicos al nacer.


Desde entonces no creo en los chistes, los malos siempre fueron mejor
que cualquier carcajada tuya
(sin mí.)

Y gracias por tanta lágrima
ojalá hubieran sido de tanto dolerme las costillas al reír.


domingo, 27 de septiembre de 2015

¿QUIÉN QUÉ?





Soy ese punto con el que nunca dibujaste un final feliz.
La coma que separa y que desde su raíz: clava.

Soy una niña jugando a la comba
que te ahoga como soga.


Soy todo aquello que añoras y por vergüenza a llorar
te emborrachas entre copas besando otras bocas
mientras buscas el sabor de la mía.


Soy la que te arrancaba la ropa
dejándote heridas que ni esa gata te podrá curar
aunque te las lama
como tú lo hacías con tus uñas

y conmigo.



He aprendido que todo hilo, por muy fino que pueda ser,
también destroza

- y yo ya estoy descosida. -