Acuérdate
de todas las partidas ganadas
justo
antes de perder(te).
No
quería pensar en los milagros y de repente apareciste,
como
quien hace magia de trucos en los que después al volver a la realidad
no
existe.
Mi
corazón dice que está cansado de latir, ni siquiera él le
encuentra sentimiento a todo esto.
He
dejado de buscar en mi interior porque las larvas ya empiezan a estar
a la vista
- y
dañan -
pero
siempre con más tacto de lo que lo hacías tú.
Quizás
corrimos demasiado para caer en este precipicio llamado calendario
que
nos ata y desata de nuevo a su merced cuando le viene en gana.
Aún así, méceme
despacio que tengo mucha prisa en crecer. Pero háblame bajito
no
quiero asustarme otra vez
de
esos golpes escurridizos que me daban los médicos al nacer.
Desde
entonces no creo en los chistes, los malos siempre fueron mejor
que
cualquier carcajada tuya
(sin
mí.)
Y gracias
por tanta lágrima
ojalá hubieran sido de tanto dolerme las
costillas al reír.
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