Si el mundo fuera sometido a 3 minutos de sinceridad absoluta
se
iría a la mierda.
Bendita
ignorancia que acunas todas las noches protegiéndome de los
cuchillos que me lanzan la verdad.
Siempre
he vivido empeñada en encontrar a una persona que sea mi escudo
y
más que salirme rana, me salió chaleco atrae-balas.
¿Qué
se hace cuando no tienes nada que hacer, o más bien, no se puede
hacer nada?
Nunca
debería haberte abierto las compuertas de mi coraza.
Eres
como las termitas que no se ven hasta que no has devorado todo lo que
tengo dentro
y
para entonces: ya no hay nada que hacer.
Podría
haber huido desde el principio y no tuve valor
ni
chocolate.
Podría
haber abierto los oídos para escuchar todos mis grillos
de
la mala suerte.
Podría
por dentro, y no habían más opciones: intoxicación o tirarte a la
basura
con
el corazón en mano de obra.
Y
una etiqueta de caducidad ya pasada.
No había manera de evitar esa atracción tan insana.
ResponderEliminarSaludos
No había, cuánta razón. Y qué bonito suena cuando por fin se habla en pasado.
EliminarUn abrazo