sábado, 26 de diciembre de 2015

Sin motivo aparente


Me descuido adrede mientras paseo descalza sobre tu espalda con la yema de mis dedos para así fingir no enamorarme.
Es ese paseo con todo el tiempo del mundo entre tu boca y la mía lo que me invita a gritar que te quiero
ahora y siempre.


No puedo no poder mirarte, este grito escondido cada día se asoma un poquito más de la cuenta que creí dejar pendiente en historias 
sin-sentido.

Ilumíname las entrañas con la lengua y cura con tu saliva las heridas de otros.

Eres magia
eres vida

la mía, intacta toda ésta creyendo que no te encontraría jamás.

Y es que seduce mis mejillas como quien baila al compás de los círculos que crean las agujas de mi caja torácica, buscando constantemente distancia de seguridad para asegurarse de no ser partida en mil trozos (más).


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